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Por eso, ni riquezas
ni piedras preciosas
valen tanto para mí.
El oro, frente a ella,
vale igual que un puñado de arena.
La plata, con su brillo,
vale tanto como el barro.

10 »Amo la sabiduría
más que a la belleza y la salud.
La prefiero más que el día,
porque éste termina al caer la noche,
pero la sabiduría nunca se acaba.

11 »Fue la sabiduría
quien me trajo bienes y riquezas.

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